Información específica para grupos de interés
1. Información Mujeres en todas sus diversidades
Colombia, dentro de su riqueza social y cultural cuenta con 22,6 millones de mujeres. Es decir que el 51,2% de la población total es biológicamente de sexo femenino. Una mayoría que comprende una gran diversidad étnica (6,8% son negras o afrocolombiana; 4,4% indígenas; 35 mil personas raizales, palenqueras, gitanas o Rrom, 22,3% campesinas) que se expresa también en múltiples expresiones culturales que definen valores diferentes para lo femenino y masculino, asignándole a hombres y mujeres lugares distintos dentro de la organización social, política y económica, a través de la división sexual de las tareas. Estas representaciones de mujeres y hombres se intersectan con categorías como la pertenencia étnica, la generación, la religión, la clase social, la ubicación geográfica, definiendo infraestructuras de sujeción y de posibilidad específicas y diferenciales para cada mujer y para las mujeres en conjunto.
Espacialmente la población femenina predomina en los contextos urbanos. En efecto 77,2% de la población femenina se encuentra asentada en las cabeceras municipales, un porcentaje mayor que el de los hombres (78,7% vs 75,7% de hombres que viven en las cabeceras municipales). Destaca el hecho que los departamentos que presentan mejores indicadores de desarrollo como Valle del Cauca, Bogotá y Risaralda, tienen mayores proporciones de población femenina: Valle del Cauca 46,5% de mujeres con respecto a 47,5% de hombres), Bogotá (52,2% de mujeres con respecto a 47,8% de hombres), Risaralda (52,1% de mujeres con respecto a 47,9% de hombres). Al mismo tiempo aquellos que cuentan con mayor cantidad de población, tienen una mayor población de mujeres.
Esto contrasta con la situación en las zonas rurales, donde la población masculina es la mayoritaria. Dentro de la población indígena y campesina, poblaciones que en mayor proporción ocupan las áreas dispersas y rurales, la población femenina es menor, con respecto a la masculina.
También es importante tener en cuenta la forma en que las mujeres se mueven en el territorio. No es casual que las movilidades de largo plazo y reciente tienden a darse con mayor potencia en las mujeres que están en su edad productiva y reproductiva y, por ende, se trata de movilidades asociadas con la inserción en el mercado laboral y la educación, principalmente (78,3%). En sociedades de organización donde prima la patrilinealidad, se privilegia socialmente la movilidad femenina a la masculina. Quizás el hecho de que sea una forma de organización predominante en varios pueblos indígenas explique, una leve mayor proporción de movilidades femeninas frente a las masculinas (77,9%).
Según el DANE, la composición etaria de la población femenina se organiza de la siguiente manera: 29,9% de la población está entre los 0 y 20 años; 60,3% de la población se encuentra entre los 20 y 64 años y el 9,9 % son mujeres adultas mayores. Esta estructura presenta diferencias en las cabeceras donde las mujeres rurales se concentran más en los grupos de edades más jóvenes, frente las mujeres urbanas cuya mayoría se ubica en las edades adultas y mayores.
Adicionalmente, en el caso de las mujeres que se autorreconocen pertenecientes a un grupo étnico, también coinciden en ser en las edades más jóvenes, donde se encuentra la mayor cantidad de población. Esto se relaciona con la mayor tasa de fecundidad que se presenta en las mujeres pertenecientes a grupos étnicos, y por ende pone de manifiesto valoraciones frente a la mujer y su cuerpo con respecto a la reproducción. Normas y valoraciones que la vida urbana y la modernidad transforman. Esto apela a tener en cuenta que, en Colombia, a los 18 años, una de cada seis mujeres adolescentes ha tenido al menos 1 hijo. En efecto una mujer en la zona rural tiene un nivel de fecundidad de 1,4 veces más que una mujer del área urbana.
2. Información Población LGBTIQ+
La Gran Encuesta Integrada de Hogares -GEIH de 2021, permitió establecer un censo estimado de 501.000 personas LGBT en Colombia. De acuerdo con este censo se logra establecer un porcentaje de 85,1% de población LGBT en el área urbana y un 14,9% en el área rural. Este contraste está fuertemente relacionado con la violencia estructural que define la existencia de las personas con identidades sexuales diferentes en Colombia. El área rural es un entorno donde están más arraigados los valores culturales sobre las sexos femenino y masculino, que estructuran la heteronormatividad. Esta dificultad de la sociedad en general para aceptar otras sexualidades se ha expresado en una violencia estructural que se vive desde las esferas más íntimas y subjetivas, renunciando o escondiendo la verdadera identidad para no ser violentadx, o bien saliendo del entorno familiar para poder resolver ese conflicto de identidad existencial. Por eso la mayoría de las trayectorias de vida están marcadas por la movilidad espacial y social. Los centros urbanos se han convertido en un espacio de albergue para estas personas, donde en la marginalidad, pueden resolver su conflicto existencial. El hecho de que el mayor porcentaje se encuentre en las ciudades, no necesariamente se asocia con una menor violencia estructural, ya que la migración a la ciudad muchas veces ubica a las personas LGBT en economías ilegales e informales que se dan en las zonas más deprimidas de las ciudades.
La creciente aceptación en las familias y la sociedad de estas múltiples identidades sexuales se refleja en el censo ya que en los grupos etarios de 18 a 29 años y de 29 a 45 años se reflejan porcentajes más altos de la población: 32,5% (18-28 años) y 34% (29-45 años). Demostrando que hay una mayor libertad de expresar la verdadera identidad. Hay que tener en cuenta que las generaciones mayores, organizadas por grupos etarios entre 45 -59 años y 60 años y más, tuvieron que enfrentar en décadas anteriores, repertorios de violencias mucho más fuertes que incluyeron el asesinato, la tortura, etc., en especial para personas LGBT del área rural, de pequeños poblados o ciudades pequeñas. Esta violencia también motivó migraciones fuera del país.
En los estratos medio y alto es donde el censo reporta los porcentajes más altos de población LGBT. Con respecto a la participación laboral, la población LGBT tiene una tasa global de participación (72,9%) que la población no LGBT. En mayor proporción se ubican en los sectores de comercio y reparación de vehículos (17,6%), y de administración pública y defensa, educación y atención a la salud humana (15,8%): la mayor parte están en posiciones de obrero, empleado particular (49,8%), o trabajador por cuenta propia (39%). La mayor parte de la población LGBT alcanza la educación media (27,5%), el 23,3% tiene primaria y secundaria y el 2,4% el nivel profesional y posgrado.
3. Información Miembros de hogares en situación de pobreza y pobreza extrema.
Un hogar es considerado en pobreza monetaria si sus ingresos son menores al valor de la Línea de Pobreza -LP y están en pobreza extrema si sus ingresos son menores al valor de la Línea de indigencia -LI. La línea de pobreza se calcula sobre la base. Los requerimientos nutricionales mínimos, un presupuesto normativo de alimentos -LI y a partir de él un. Presupuesto mínimo que responda a un conjunto de necesidades básicas -LP. En los hogares pobres y en extrema pobreza, tienden a ser hogares familiares amplios, que puede asociarse como una respuesta para enfrentar las condiciones de adversidad económica. En os hogares pobres por lo general tiende a predominar el hogar nuclear y se resalta una presencia importante de hogares no familiares.
Hay mayores niveles de pobreza monetaria en las ciudades grandes (44,6%) que en las cabeceras municipales (37, 8%). Los porcentajes de pobreza extrema se distribuyen también con mayor presencia en las ciudades grandes (18,8%), que en las cabeceras (10,3%). Sin embargo, es más alta la diferencia entre ciudades grandes y cabeceras para la pobreza extrema que para la pobreza monetaria.
La brecha de género está en un 5,9% a nivel nacional, entre hombres y mujer, en los casos en que la mujer es jefa de hogar y de 2% dependiendo del sexo de la población. En los centros poblados y rural y disperso, la brecha de género en pobreza monetaria fue del 4,5% en 2021, para hogares con jefatura femenina sin ayudas y de 3,7% para hogares con jefatura femenina con ayudas. En las ciudades fue de 1,8% para hogares con jefatura femenina sin ayudas y de 1,1% para hogares con ayudas. En los centros poblados y rural y disperso, la brecha de género en pobreza monetaria extrema fue del 3,5% en 2021, para hogares con jefatura femenina sin ayudas y de 2,1% para hogares con jefatura femenina con ayudas. En las ciudades fue de 1 % para hogares con jefatura femenina sin ayudas y de 0,7% para hogares con ayudas. En ambos casos de pobreza Quibdó, es la ciudad donde la brecha de género es más alta: 8,9% de brecha pobreza monetaria sin ayudas, 8,7% con ayudas; brecha pobreza monetaria extrema con ayudas 74,4%, brecha pobreza monetaria extrema sin ayudas 6,6%.
Los porcentajes más altos de mujeres jefas de hogar en pobreza monetaria y pobreza monetaria extrema están entre los 19 y 28 años (54%), seguido de un 46,1% en el rango de edad entre 29 y 59 años. El rango de edad donde se ubica la mayor parte de población femenina altamente productiva. El rango de ingresos de los hogares con jefatura femenina en pobreza monetaria es de $ 472.487 (COP) - $336.854 (COP) en hogares monoparentales con menores de edad en el hogar, $1.031.694 (COP)- 741.472 (COP) en hogares monoparentales sin menores de edad en el hogar; y de $546.016 (COP)- $360.148 (COP) en hogares biparentales con menores de edad en el hogar y $938.455 (COP) - 691.478 (COP) en hogares biparentales sin menores de edad en el hogar.
Las regiones donde la brecha de género incide más en la pobreza monetaria según el sexo del jefe de hogar son: Guajira, Cesar, Antioquia, Valle del Cauca y Caquetá. Guajira y Caquetá con los Departamentos donde la brecha de género en la pobreza monetaria extrema es más notoria.
4. Información Personas con discapacidad.
Según el DANE, se estima que hay un aproximado de 2.5 millones de personas en situación de discapacidad en Colombia para el año 2022; en particular, las mujeres en Colombia representan la mayor población en situación de discapacidad, 23 puntos porcentuales es la diferencia por género.
La brecha laboral -cifra que impacta directamente en todos los indicadores de ingresos, y de capacidades monetarias- de la población en situación de discapacidad evidencia una diferencia de 43 puntos porcentuales entre la tasa global de participación de las personas con o sin discapacidad, 38 puntos porcentuales de brecha entre la tasa de ocupación de las personas con y sin discapacidad, además de una tasa de desempleo mayor.
5. Información Niñez.
En Colombia, se ha logrado un avance en la cobertura de educación primaria y secundaria, aunque todavía hay un porcentaje de estudiantes que no alcanza niveles de desempeño satisfactorios en pruebas de lenguaje y matemáticas. La tasa de cobertura bruta en educación media es del 77.8%, lo que indica una mejora, pero aún hay desafíos por enfrentar.
En cuanto a la primera infancia, la tasa de cobertura bruta en transición es del 85.9%, mostrando un buen acceso a educación preescolar. Sin embargo, solo el 34.2% de niñas y niños en primera infancia reciben atenciones priorizadas, y el 36.7% asiste a instituciones educativas, lo que señala áreas donde se puede mejorar.
En temas de nutrición y salud, se ha reducido la prevalencia de desnutrición crónica en menores de 5 años al 10.8%. La desnutrición aguda afecta al 2.3% de esta población, y la tasa de mortalidad por desnutrición en menores de 5 años es del 6.83.
En el ámbito de educación para adultos, la cobertura en educación superior es del 49.4%, mostrando una oportunidad para aumentar el acceso. La tasa de analfabetismo en la población de 15 años y más es del 5.8%, lo que señala la importancia de promover la alfabetización en jóvenes y adultos.
En general, Colombia ha logrado avances significativos en materia de educación y salud para la niñez y adultos, pero aún existen desafíos a superar para garantizar un acceso igualitario y de calidad en estos aspectos fundamentales para el desarrollo de la sociedad.
6. Pueblos afrodescendientes, negros, raizales, palanqueros, indígenas y Rrom.
Colombia cuenta con una diversidad étnica y cultural representada en la presencia de comunidades y pueblos indígenas, negros, afros raizales, palenqueros y Rrom reconocidos como sujetos de derechos, tanto en zonas rurales como urbanas. En el 2018 la Agencia Nacional de Tierras reportó que los grupos étnicos contaban con un área total titulada de aproximadamente 38.000 hectáreas de tierra.
Población Negros, Afrodescendientes, Raizal y Palenquera -NARP
A partir de la Encuesta de Calidad de Vida -ECV de 2018, la cual tiene cobertura departamental y cuenta con cerca de 287 mil personas encuestadas, se puede determinar que el volumen de la población negra, afrocolombiana, raizal y palenquera es de 4.671.160 personas, lo cual corresponde al 9,34% de la población total nacional.
A nivel educativo, el censo reporta un porcentaje de 31,3% de población NARP que ha cruzado la primaria, un 19,24% la secundaría, 24,9% la educación media, un 14,3% ha alcanzado la educación superior y 1,8% ha llegado a nivel de posgrado.
Población Indígena
El Censo Nacional de Población y Vivienda del Departamento Administrativo Nacional de Estadística -DANE en 2018 muestra los resultados del censo indígena, revelando que mientras hace 13 años esta población representaba cerca de 3,3% del total de colombianos, en la actualidad ya asciende a 4,4%. Esto indica un crecimiento de más de seis veces del total nacional. Esto se explica, primero, porque la tasa de fecundidad es casi del doble de la tasa de fecundidad nacional. Segundo, porque se incluyeron en este censo personas que no fueron tenidas en cuenta en la contabilización censal del 2005. Tercero, porque en esta oportunidad hubo una mejor cobertura en territorios indígenas y además porque el proceso de reconocimiento de derechos ha influido en un aumento del autorreconocimiento étnico. Estos argumentos permiten explicar por qué en el rango de edad comprendido entre 15 y 65 años, se percibe un aumento de casi 400.000 personas.
En la actualidad existen 115 pueblos originarios, mientras que en 2005 se habían identificado sólo 93. Estos 22 pueblos adicionales corresponden a nuevos reconocimientos étnicos o pueblos indígenas en zonas fronterizas. En este censo sin embargo no se incluyen los totales de población de los pueblos jurumi, pase y yuri, que viven en aislamiento voluntario.
Los departamentos en los que se ubica la mayor cantidad de población nativa son La Guajira, con 394.683 habitantes; Cauca, con 308.455; Nariño con 206.455 personas que se identifican como indígenas; Córdoba, con 202.621 personas y Sucre con 104.890 habitantes nativos. Los departamentos con un porcentaje más alto de población indígena son Vaupés (81,7%), Guainía (74,9%), Vichada (58.2%) y Amazonas (57,7%). Así mismo, las etnias con mayor número de miembros son la Wayuu (380.460), la Zenú, con 307.091 personas; los Nasa, con 243.176 habitantes y Pastos (163.873), los cuales concentran 58,1% de la población indígena colombiana.
Población Rrom
El censo de 2018, resultado de un proceso de concertación con el pueblo Rrom que se desarrolló entre los años 2016 y 2018, señala un total de población de 2.649 personas. Este resultado evidencia una disminución de 45,5% con respecto al resultado del 2005, en el cual el total de población Rrom fue de 5.857 personas. Esta reducción está relacionada con dos circunstancias: por un lado, personas no reconocidas por las organizaciones Rrom se autorreconocieron como tales en el Censo de 2005, debido a algún tipo de identificación con la palabra "gitano". Segundo porque en esta oportunidad se contó con censistas Rrom en el operativo censal
7. Campesinos y campesinas
En el 2019, a través de la Encuesta de Cultura Política que incluyó la identificación subjetiva de la población campesina, se entrevistaron 43.135 personas en 24 departamentos del país. El 31,8% de la población se identificó como campesina, viviendo en una comunidad campesina. De este porcentaje total, el 17,8% se ubica en las cabeceras municipales o zonas urbanas, y el 84, 8% se ubica en los centros poblados y rural disperso o zona rural. Del total de 12.150.647 personas, 48,2% son mujeres y el 51,8% son hombres. La mayor parte de la población (36,7%) se encuentra en un rango de edad entre 65 años y más.
Espacialmente, el mayor porcentaje de población identificada como campesina se ubica en Cauca (48,7%) y en la región Oriental (44,3%), en el Pacífico (34%), en la región Central (36,4%), en el Caribe (32,2%), en los centros poblados rural y disperso.
La educación media es el nivel educativo más alto alcanzado por la población comprendida entre 18 y 40 años. Para la población ubicada entre los 41 y más, el nivel básico de primaria fue el nivel educativo más alto. Frente al 5,2% del total nacional que no sabe leer y escribir.
El campesinado está cerca de iniciar un proceso de envejecimiento: la población mayor de 65 años que se auto reconoce como campesina es del 36,7%. En el rango de edades entre 41 y 64 años está el 34,3%, entre los 26 y 40 años hay un porcentaje de 31%, y un 25% se encuentra entre jóvenes de los 18 a 25 años.
Entre la población campesina, los hombres dedican la mayor parte de su tiempo al trabajo (80%), mientras que las mujeres lo dedican a oficios del hogar (5,2%), que en el contexto campesino implica además el mantenimiento de cultivos, la crianza y el cuidado de animales, aumentando así su carga en las actividades de cuidado que no son remuneradas.
8. Jóvenes.
En Colombia, es la etapa de la juventud comprendida entre los 14 y 28 años, cuando la persona está buscando consolidar una autonomía intelectual, física, moral, económica, social y cultural, encaminada en la sociedad mayoritaria a ejercer una ciudadanía. En el país una cuarta parte de la población es joven. De acuerdo con el censo de 2018, el 24,8% son personas jóvenes. Así, en el país hay alrededor de 12,7 millones de personas entre los 14 y 28 años, de quienes 6,4 millones son hombres (equivalentes a 25,6% del total de los hombres) y 6,3 millones son mujeres jóvenes (24,0% del total de las mujeres). El 21,8% de la población nacional son jóvenes. Los departamentos que donde se encuentran la mayoría son Vaupés (27,8%), Guainía (27,3%), Vichada (26,6%), departamentos donde la población indígena es mayoritaria. Se suma a esto que el 7,1% de las personas jóvenes se autorreconocen como personas negras, afrodescendientes o afrocolombianas, y el 4,8% se autorreconocen como indígenas.
Las estadísticas muestran que 75,87% de la población joven se ubica en las cabeceras municipales del país, mientras que el 21,9% reside en los centros poblados y áreas rurales dispersas.
El 43,4% de esta población ha alcanzado la educación media. Este porcentaje es de 42,0% en los hombres y 44,9% en las mujeres. El 42,4% de la población joven se encuentra en una situación en la que o no tiene ningún nivel educativo, o su máximo nivel educativo alcanzado es básica primaria y básica secundaria. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Calidad de Vida (ECV) del 2020, los jóvenes entre los 14 y 28 años tienen, en promedio, 10,3 años de estudio. Por dominios geográficos, Bogotá registra el mayor promedio de años de educación para los jóvenes (11,5 años), seguido de Atlántico (10,8 años) y Quindío (10,7 años). Los departamentos donde las personas jóvenes tienen menos años de estudio y están, en promedio tres (3) años por debajo de la media nacional son: Guainía (7,6 años) y Vichada (6,5 años). Cabe recordar que, en estos últimos dos departamentos, los jóvenes representan un porcentaje mayor de la población total, en relación con el conglomerado de departamentos del país.
La tasa de desempleo de la población joven a partir de 2016 ha venido aumentando. En 2020 se registró el mayor incremento, como consecuencia de la crisis generada por la pandemia por Covid-19: un incremento de 6,4 puntos porcentuales (p.p.) respecto al 2019, acompañada de un aumento en la brecha de género es desventaja para las mujeres de 12,9 p.p. de diferencia. El departamento con la mayor tasa de desempleo para la población joven en 2020 fue Atlántico (37,0%) y Nariño con la menor (14,7%). Esto sin descuidar que Nariño es el departamento con una de las mayores tasas de ocupación y a la vez con la tasa de informalidad más alta del país.
9. Mujeres cabeza de familia
Las diferencias entre regiones frente a las mujeres cabeza de familia son importantes si se tiene en cuenta la relación entre jefatura femenina, vulnerabilidad y pobreza que evidencian varios estudios. La tasa total de jefatura femenina es de 34%, siendo muy baja en los hogares biparentales (12%) y alta en los hogares monoparentales (85%). Cuando una pareja está compuesta por una pareja heterosexual, la tendencia es a reconocer al hombre como jefe de hogar. Las mujeres asumen la jefatura cuando quedan solas.
Atlántico, la zona Oriental; Amazonia-Orinoquia son las regiones donde es más alta la jefatura femenina en hogares biparentales (alrededor de 15,4%), con respecto a las regiones Central y Pacífica, donde hay una menor tasa (8%). En las regiones de San Andrés y Amazonia-Orinoquía se encuentran los porcentajes más altos de hogares monoparentales donde la jefatura es femenina (89%). La menor se encuentra en el Pacífico (82%), excluyendo al Valle. La tasa de jefatura femenina es mayor en los hogares biparentales amplios que en los biparentales nucleares, tanto a nivel nacional como en las regiones.
La jefatura femenina generalmente se estima como el porcentaje de mujeres que en el hogar se reconocen como jefas de hogar. Sin embargo, existen otras formas de definir la jefatura femenina en los hogares biparentales: cuando la mujer tiene un mayor ingreso laboral mensual, mayor ingreso total mensual, o cuando se reconoce como jefa por los miembros del hogar. La mayor tasa de jefatura femenina reportada es la que se da por reconocimiento de los demás miembros de la familia. En la región Atlántica con respecto a las demás es en la única donde coincide el reconocimiento de los miembros con los mayores ingresos económicos de la mujer. En el resto de las regiones San Andrés (27% vs 8,4%), Bogotá (23,1% vs 10,9%), Pacífico sin valle (16,3% vs 7.9%) y Central (14,4% vs 8,2%) las mujeres cuando reciben mayores ingresos económicos en los hogares biparentales, no se reconocen como jefas de hogar.
Hay una relación positiva entre la concentración de población y la tasa de jefatura femenina de hogar: a mayor concentración de población, aumenta la tasa de jefatura femenina en todas las estructuras de hogar, biparentales y monoparentales: jefatura de hogar femenino en hogares nucleares es de 7,7% en zona rural y de 11% en las grandes ciudades; jefatura femenina de hogares amplios biparentales es de 11,3% en zonas urbanas y de 15,6% en grandes ciudades). En las grandes ciudades las mujeres no son reconocidas como jefas de hogar a pesar de que perciban mayores ingresos que sus parejas, mientras que en las zonas rurales hay mayor congruencia entre la jefatura femenina declarada y la estimada por ingresos.
10. Familias.
Una de las dificultades estadísticas que implica el concepto de familia es que los lazos de consanguinidad, afinidad o adopción que unen a sus miembros, no implican de por sí su cercanía geográfica, afectiva o emocional. Es por eso que las mediciones se realizan a través de la unidad de análisis del hogar, definido como "una persona o grupos de personas, que pueden o no tener vínculos de consanguinidad, que ocupan la totalidad o parte de una vivienda, comparten las comidas y reconocen como autoridad a una sola persona (jefe de hogar).
De esta manera el Documento de trabajo Nº2, define como hogar familiar a todo hogar donde al menos uno de sus miembros es cónyuge y/o hijo/hija y/o padre/madre y/u otra relación de parentesco cercana con el jefe de hogar. En otras palabras, los hogares familiares son aquellos en los cuales todos o algunos de sus miembros están relacionados entre sí en un primer o segundo grado de consanguinidad, adopción o matrimonio, incluyendo las uniones consensuales cuando son estables. La tipología de la estructura familiar clasifica a los hogares a partir de la relación de parentesco entre sus miembros con el jefe de hogar. Esto permite definir hogares familiares y hogares no familiares. Los hogares familiares se clasifican según la relación de parentesco.
La familia nuclear es la forma de organización predominante en las diferentes regiones (55%), pero en Bogotá (65%), Antioquia y Amazonia-Orinoquia con una importancia mayor al promedio nacional (60,7%), en detrimento de la familia amplia. En Atlántico es donde se reporta mayor importancia de los hogares familiares amplios (30%), mientras en San Andrés sobresale la importancia relativa de hogares no familiares (20%). La familia nuclear biparental (papá, mamá e hijos) que representa el 46% de los hogares a nivel nacional, sube al 50% en la región antioqueña, pero disminuye en el Valle a 42%. Sin embrago, a pesar de que está en la estructura de familia nuclear predominante, en ninguna región representa más de la mitad de los hogares. Esto se relaciona con la disolución de hogares y la creciente importancia de la familia nuclear monoparental (como solo padre o madre). La familia nuclear monoparental tiene una participación por encima del promedio nacional (14&) en las regiones de Amazonia-Orinoquia (21%), Valle, Bogotá y Región central, aunque en Atlántico baja al 10%.
En todas las regiones los hogares familiares amplios tienden a ser hogares extensos, llegando en Bogotá al 94%. Coinciden todas las regiones que los hogares no familiares, son hogares unipersonales: San Andrés (20%) vs promedio nacional (13%). Los hogares monoparentales predominan más en los hogares familiares amplios que entre los nucleares, respondiendo así a una reorganización familiar después de divorcios y separaciones que desintegran la familia nuclear. La dinámica de disolución de uniones que lleva a hogares monoparentales es diferente por región: en Orinoquia-Amazona, valle del Cauca y región central se refleja una mayor importancia de los hogares familiares monoparentales, por encima del promedio nacional (28%). La mayor monoparentalidad en los hogares se observa en Orinoquia-Amazonia (32,5%), mientras que en los hogares amplios está en Antioquia (48,6%), Valle del Cauca refleja la mayor monoparentalidad en los hogares nucleares y en los hogares amplios simultáneamente, por encima de la media nacional. En la región Atlántica, por el contrario, se observa la menor importancia de los hogares monoparentales.
Los hogares sin hijos son otra forma de organización familiar que vienen creciendo en las últimas décadas, y que está relacionada con la transición demográfica que ha vivido el país desde mediados del siglo pasado. En todas las regiones los hogares sin hijos van cobrando mayor importancia en los hogares nucleares que en los amplios: También sobresalen en las regiones de mayor nivel de desarrollo como Antioquia y el Valle[1].
11. Población migrante regular, irregular, refugiado, en tránsito y retornado.
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12. Adultos Mayores
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13. Habitantes de calle.
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14. Población en territorios excluidos.
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